No existe un producto moderno que sustituya a los juguetes clásicos. Los juegos que conectan con las necesidades de los niños sobreviven a las tendencias; el aspecto clave de los juguetes es esa capacidad de ayudarlos al desarrollo personal a través de una forma divertida. Todos los juguetes que sobreviven son el resultado de cientos de años de evolución como las pelotas y las canicas.
Los niños que disfrutan jugando son niños sanos.